Por: Nicolás Fernández
Me encargaron escribir una nota del Cajón del Maipo para el blog de nuestra página y en lo primero que pensé es que en realidad no me gusta escribir, probablemente porque no se hacerlo, pero me entusiasmé cuando supe cuál era el tema en cuestión, simplemente hablar del Cajón del Maipo, lugar donde he vivido toda mi vida.
A pesar de que estudié en muchos colegios, los mejores recuerdos que tengo corresponden a los cuatro años en el Liceo de San José de Maipo, años intensos donde tuve la oportunidad de involucrarme activamente con el cajón, como presidente del centro de alumnos y participando en el grupo folclórico donde andábamos como nómades por todas la localidades; pero lo que más me genera buenos recuerdos fue la formación de un grupo de montaña, donde nos dedicamos a recorrer y conocer cada rincón de nuestra comuna, entre sus diferentes aventuras comencé a dimensionar la belleza e inmensidad del Cajón del Maipo y descubrí que se trata de un lugar que va mucho más allá que algunos pueblos cerca de Santiago, es en realidad un sorprendente enjambre de cerros, ríos, valles y montañas entrelazadas que en su conjunto alcanzan los 4.989 Km2, lo que corresponde a un tercio de toda la superficie de la región metropolitana, esto convierte a San José de Maipo en la comuna con mayor extensión territorial, llegando además a alturas sorprendentes como los 6.570 metros de altura del volcán Tupungato.
Debo reconocer que en mis épocas escolares miraba con cierta rabia a los turistas que subían cada fin de semana, tomándolo casi como una invasión, pero al pasar los años entendí que una maravilla tan grande no puede ser un tesoro de pocos y en realidad ahora me da mucho gusto ver como cada fin de semana miles de familias se dan la oportunidad de visitarlo para disfrutar de la naturaleza y aprender de ella, aprovechar el aire puro, conocer de la gastronomía o simplemente arrancarse del estrés de Santiago.
El Cajón del Maipo es un diamante en bruto, es un mar de montañas y cuencas hidrográficas a pocos kilómetros de una mega ciudad, a pesar que a veces verse colapsado por los tacos de fines de semana, finalmente los lugares visitados no representan más del 10 % de la extensión territorial de la comuna.
En la actualidad se hace difícil ver el explosivo crecimiento demográfico del Cajón, trayectos que uno caminaba por potreros o por la línea del tren, ahora son un sin número de casas; los cerros que recorríamos también están llenos de caminos, y donde uno mira para recordar su infancia, hay una parcela y construcciones que no existían. Es natural que las cosas cambien y este crecimiento explosivo es una consecuencia de la necesidad que tenemos todos de volver a nuestra esencia y vivir en un entorno más natural.
Imposible no dejar muchas cosas pendientes en este texto, como el detenerse a hablar de sus habitantes, sus historias, apodos, mitos y realidades, hablar de sus ríos, sus montañas, sus pueblos, atractivos e inclusive otros temas menos gratos, como la invasión de mega proyectos destructivos que pasan por encima de toda la naturaleza, la lógica y el sentido común en una demostración de lo lejos que puede llegar la ambición. En fin, por el momento simplemente quiero detenerme en lo positivo, nuestro Cajón del Maipo está ahí, infórmate y disfrútalo, puede ser sorprendente, hay una gran oferta turística y gastronómica; y mejor aún, quedan muchísimos rincones agrestes y muy poco explorados de libre acceso para los que se atreven a aventurarse, por mi parte les cuento que cada vez que tengo la oportunidad declaro con orgullo que soy nacido y criado en el Cajón del Maipo.