Por: Trinidad Fernández Valdés
De tanto realizar talleres de integración y trabajo en equipo, a veces llega la innegable necesidad de mirarse hacia dentro y preguntarse una vez más, después de trece años ¿y cómo está nuestro trabajo en equipo? ¿Y la integración? Y hacer este ejercicio tal como lo hacen nuestros clientes, es “partir por casa”, darse una pausa para reencontrarse, espacio que sabemos cómo testigos, tiene un infinito valor.
Y nos aventuramos en internarnos en este proceso bajo la mirada diferente y objetiva de nuestra amiga Cecilia Espinoza, psicóloga, y consultora de Arlequín, quién con mucha cercanía y empatía sobre todo, nos impartió este lindo taller.
Dentro de todas las cosas que hicimos, uno de los puntos realmente importantes fue la definición de roles, y esto va para cualquier mini, media, máxima o del porte que sea la empresa, da igual, cuando se definen, se especifican los roles no solo en el papel, cuando se comprende cabalmente el papel del otro dentro del equipo, el resultado, la mejora es que después en el día a día todo se hace más armonioso y ligero, ya que si nos damos el tiempo de saber los roles, de saber a quién dirigirnos ante determinada situación, no hay duda alguna que todos salimos favorecidos en todo sentido, especialmente y lejos lo más importante en la armonía dentro de la empresa, la clave para un agradable clima de trabajo.
Hay que reconocer que a pesar de lo grande y hermoso que es trabajar en familia también hay un lado B, más que nada hablo desde mi perspectiva, porque las emociones, los lazos familiares y ancestrales, se magnifican ante una situación, por dar un ejemplo, cuando le pasa algo a un hijo mío, o a un sobrino, o a quien sea, personalmente me “siento” directamente afectada como madre, no como Coach, o como relacionadora, o lo que sea, el manejo de emociones no es simplemente controlar una situación, es llegar a la raíz del problema de las distintas dificultades que como equipo humano de Sureste nos suceden. Trabajar en familia es la bendición más grande y es una relación que con mucho amor se debe cuidar.
Sin duda esta experiencia significó en el equipo un remesón y una oportunidad para mirarse desde fuera y por dentro, y que de una forma muy amorosa nos ayudó a mejorar nuestro trabajo en equipo y finalmente nuestro servicio a nuestros clientes.
Finalmente a nombre de Sureste, le doy infinitas gracias a Cecilia Espinoza que nos orientó muy asertivamente en nuestro trabajo.